viernes, 15 de enero de 2010

¿ES EL CÁNCER UNA ENFERMEDAD?

UNA ALTERNATIVA AL TRATAMIENTO TRADICIONAL
Por Juli Perade Jordi

¿Por qué hay personas que superan un cáncer como si fuera un simple resfriado? ¿Por qué hay tumores que remiten espontáneamente? ¿Es que tienen suerte o acaso el cuerpo humano dispone de un mecanismo de autocuración? La medicina oficial, que ha dedicado miles de millones de euros a la lucha contra el cáncer, no parece reparar en estos casos, puntuales, aunque esperanzadores. Pero éstos han llevado a Moritz a desarrollar su polémica teoría.

Las enseñanzas de los Evangelios nos exhortan a amar a nuestros enemigos. Esto es algo que todos sabemos. Sin embargo, no es habitual encontrar una afirmación de estas características en un libro sobre el cáncer. Pero es que para el terapeuta Andreas Moritz, hemos de tratar a las enfermedades con amor, como si fuesen nuestros mejores aliados en la persecución de la salud. Para Moritz, todas las enfermedades tienen un sentido. El cáncer no es una excepción: por difícil que resulte comprenderlo, tiene un significado profundo y una intención muy precisa. Los tumores no aparecen de repente para matarnos, sino para curar lo que no está sano. Considerarlos como una agresión es predisponerse a luchar contra ellos como si fueran un terrible enemigo que más que armas mortíferas nos está pidiendo a gritos comprensión, amor y conciencia. Si el cáncer es nuestro aliado, nos podemos preguntar por qué mueren de cáncer anualmente millones de personas. Andreas Moritz contesta a esta pregunta. Para él no hay cáncer que no pueda ser superado, pero la indiscriminada alusión a él como enfermedad terminal se ha convertido actualmente en un problema de trágicas consecuencias para la mayoría de pacientes de cáncer y para sus familias. Se trata de un fenómeno que la psicología conoce muy bien: las profecías autocumplidas. Si nuestro cerebro asocia cáncer con muerte y nos colocan la etiqueta de cáncer, cuelga la toalla y se prepara para dejarnos morir. Los pacientes aterrorizados por el diagnóstico entran a menudo en un estado de estrés que impide el proceso normal de autocuración. Como opina Moritz, «está claro que si se interpreta el cáncer como una enfermedad, acabará siendo una enfermedad. Sino, será tan sólo un mecanismo de supervivencia o una señal para percibir unos aspectos de la vida que hasta ese momento se habían descuidado». Ya en la década de los 80 el fitoterapeuta francés André Malby escribió:«Cada cual tiene su manera y sus razones de estar enfermo. La enfermedad nunca es una falta cuyo tratamiento es el perdón, cada síntoma es una de las palabras del gran mensaje que la enfermedad grita al exterior con la voz del cuerpo». Para este terapeuta, el cáncer es una pérdida de cohesión y su solución es bioquímica e innata en el ser humano. En esto coincide con el famoso Dr. Andrew Weil, para quien «los tratamientos vienen de afuera y la curación de adentro». Como opina la psiconeuroinmunóloga española Emma Barthe, «la enfermedad es muchas veces una forma de conocer prioridades e identificar nuevos valores, de marcarse nuevos propósitos, pero sobre todo una manera de despertar y de buscarle sentido a la vida». Esta experta en bio-feedback que, tras formarse en los Estados Unidos, desarrolla su actividad en una prestigiosa clínica de Barcelona, sostiene que «el estrés no es el causante directo de la enfermedad pero sí de aumentar la susceptibilidad del organismo a padecer, no sólo trastornos fisiológicos, sino también psicológicos e incluso existenciales». El estrés altera las funciones inmunológicas y la mayoría de tratamientos tradicionales se realizan en pacientes cuyas defensas están bajo mínimos. Entre los agotadores efectos secundarios de no pocos tratamientos está el insomnio, que priva a los pacientes de los efectos reparadores del sueño profundo, un estado que no se puede inducir con tranquilizantes. Se ha comprobado que cuando estamos en el sueño profundo las funciones inmunes se multiplican hasta por tres. En las facultades de Veterinaria se estudia el caso de un cordero que padecía numerosos tumores. Se le administró un sedante muy potente para sacrificarlo y evitar que sufriera. Por un error de cálculo, el veterinario que lo atendió no le inyectó lo suficiente para que fuera letal y el cordero despertó al día siguiente. Al examinarle de nuevo se dieron cuenta que los tumores habían desaparecido. ¿Milagro? Durante horas el cordero estuvo en lo que se conoce como «estado Delta», en el cual el sistema inmunitario trabaja íntegramente y el cuerpo se autorregenera.

Curaciones milagrosas

Un simple resfriado o un complicado cáncer no son, en el fondo, más que una crisis de toxicidad, una crisis curativa que, tratada correctamente, desemboca en una rápida recuperación. Ésta puede ser totalmente espontánea a condición de no interferir en el proceso de un modo agresivo. Muchas personas mueren innecesariamente porque se les impide cumplir con todas las fases de una enfermedad. La fiebre, el sudor, la excreción de mucosidades son vías para expulsar toxinas del cuerpo. Una vez expulsadas éstas, el sistema inmunológico recibe un fuerte impulso natural. La Dra. Rose Papac, profesora retirada de la Facultad de Oncología de la Universidad de Yale, fue una de las primeras mujeres que realizaron investigación oncológica. Papac ha estudiado muchos casos de remisión espontánea de cáncer y coincide con Andreas Moritz en que «actualmente hay pocas oportunidades de ver lo que ocurre con los cánceres no tratados». A pesar de todo, la literatura médica ha recogido cientos de casos de pacientes de cáncer que han sufrido un contagio grave –como puede ser la varicela– y que, una vez pasada ésta, se ven libres de cáncer. Tras contagios de tipo protozoario, viral, bacteriano o micótico se ha detectado que algunos tumores efectúan una regresión espontánea. Durante los procesos de fiebre, los tumores se deshacen literalmente y las células cancerosas son eliminadas por medio del sistema linfático y otros sistemas de eliminación. Hay constancia de tumores cerebrales del tamaño de un huevo que en un intervalo de 24 horas han remitido. En el año 2005 apareció en la prensa la noticia de que Antonio Brú, doctor en Ciencias Físicas y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, había curado un hepatocarcinoma en un paciente de 56 años a quienes los médicos no daban más de dos meses de vida. El tratamiento, que duró varias semanas, estaba dirigido a estimular su médula ósea a fin de incrementar la producción de neutrófilos, uno de los tipos de células defensivas del sistema inmunitario. El caso fue publicado en la prestigiosa revista científica Journal of Clinical Research. La reacción del cuerpo médico español no se hizo esperar y fue totalmente adversa: «Una publicación en base a un único caso carece completamente de validez científica». Sin embargo, la prestigiosa revista The Lancet Oncology extrajo otras conclusiones de los trabajos del Dr. Bru: «Podría ser necesario revisar las estrategias actuales sobre radioterapia y quimioterapia».

Las grasas artificiales y la comida basura

Se considera que un 12% de los casos de cáncer tienen su origen en hábitos alimentarios incorrectos. Ciertas grasas, como las polisaturadas, se adhieren a las membranas celulares dificultando que las células reciban el suficiente oxígeno, glucosa e incluso agua. Desprovistas de oxígeno, estas células se dañan y pueden volverse cancerígenas. Según los Archives of Internal Medicine, las grasas poliinsaturadas incrementan el riesgo de cáncer de mama en un 69 %. Para Andreas Moritz, el cáncer y las enfermedades del corazón comparten las mismas causas. Un ataque al corazón sobreviene cuando una parte del músculo del corazón se ve privada de oxígeno y muere. El cáncer, cuando una parte del cuerpo, un órgano o un sistema se ve privado de oxígeno y se ve obligado a desarrollar células capaces de vivir sin oxígeno (células cancerígenas) para poder sobrevivir. En el año 1923 el biólogo y químico alemán Dr. Otto Warburg descubrió «la causa del cáncer». Sus estudios al respecto le valieron ser galardonado con el Premio Nobel en el año 1931. Warburg demostró que el desarrollo de células cancerosas es un proceso de fermentación, que tiene su origen únicamente en ausencia de oxígeno. Según Moritz, «una célula cancerígena es una célula normal y sana que ha sufrido una mutación genética hasta el punto de poder vivir en un entorno sin oxígeno». Las grasas trans hacen que la sangre se espese al incrementar el grosor de las plaquetas, lo cual multiplica la posibilidad de formación de coágulos y de depósitos grasos. En investigaciones realizadas en la Harvard Medical School durante ocho años, se descubrió que las mujeres que habían comido margarina regularmente corrían mayor riesgo de sufrir una enfermedad coronaria. En Holanda los productos con ácidos transgrasos están prohibidos. Se ha demostrado que una dieta baja en grasas no sólo previene el cáncer de mama sino que también aumenta el porcentaje de supervivencia de las mujeres que ya lo han contraído. Investigadores de la universidad de Victoria en la Columbia Británica hicieron un seguimiento de 200 personas que experimentaron una remisión espontánea del cáncer. Descubrieron que el 87% de esas personas habían cambiado su nutrición a una dieta vegetariana. Recientes estudios han demostrado que la llamada «comida basura» incrementa los casos de anemia. Dado que la anemia es muy común entre los pacientes de cáncer (un 75% pueden llegar a tenerla en algún momento), resulta obvio que es necesario erradicarla en la dieta de cualquier paciente. La «dieta mediterránea», basada en un consumo equilibrado de vegetales, cereales, legumbres, frutos secos, verduras y aceite de oliva, se perfila como la más adecuada. Contradiciendo lo que siempre hemos creído, Andreas Moritz no se cansa de repetir que «El cáncer no es una enfermedad» en su libro así titulado (Ed. Obelisco). Es el síntoma físico que pone de manifiesto el último esfuerzo que el cuerpo realiza por la supervivencia. En lugar de combatirlo, Moritz nos exhorta a fortalecer nuestro sistema inmunitario. El cáncer muestra que la vida es como un todo (físico, mental y espiritual). La enfermedad se puede comparar con un edificio que se está apoyando en un terreno frágil y poco firme y, como también nos enseñan los Evangelios, «aquello que construye sobre arena, será destruido».

¿Qué es el cáncer?

El cáncer no es tan sólo una palabra que designa a una enfermedad, sino también una expresión referida al comportamiento anormal o inusual de las células del cuerpo. Lo que llamamos cáncer abarca en realidad un grupo de 100 enfermedades únicas con un factor en común: el incontrolado crecimiento y expansión de células anómalas. No pasa ni un solo día en que el cuerpo humano no cree millones de células cancerosas. El cáncer se origina cuando el equilibrio celular se ve amenazado y la célula ha de recurrir a medidas extremas para defenderse o protegerse. El cuerpo humano ha sido diseñado para preservar la vida el mayor tiempo posible. Incluso el llamado «gen de la muerte» tiene como único propósito impedir la autodestrucción del cuerpo. Lo que conocemos como enfermedades son intentos del cuerpo para autolimpiarse y curarse o, al menos, para prolongar la vida. Las células cancerosas, al igual que las otras células, saben que si el cuerpo muere, ellas también morirán. De hecho no hay nada en una célula cancerígena capaz de matar. Se considera que el éxito de la quimioterapia se cifra únicamente en aproximadamente un 10% de casos. Para Andreas Moritz, «la quimioterapia es tan dañina que unas cuantas gotas vertidas en una mano pueden agujerearla». Si bien es cierto que esta medicación destruye las células cancerosas, también destruye a las sanas. El Dr. Alan Levin, profesor de inmunología de la University of California Medical School, sostiene que «la quimioterapia no funciona en la mayoría de cánceres», pero que «la mayoría de médicos se ven coaccionados a utilizarla por grupos de presión especiales que tienen intereses creados en las ganancias que produce esta industria». Este científico norteamericano ha demostrado no tener pelos en la lengua cuando afirma que «las mujeres con cáncer de pecho tienen más probabilidades de morir más rápidamente con quimioterapia que sin ella».

1 comentario:

  1. Gracias al Dr. osaze que me curó de la insuficiencia renal con su medicación a base de hierbas, también puede contactarlo en su correo electrónico: drosazeherbal@gmail.com o WhatsApp al +2347089275769

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