Hoy nadie puede concebir el mundo sin petróleo. Sí, en cambio, sin biocarburantes. Y eso es lo que esta industria pretende cambiar. El sector ha echado cuentas y asegura que en un plazo de 25 años podría sustituir a casi el 40% de los hidrocarburos consumidos en EE.UU. y entre el 20% y el 25% de la gasolina y el diésel que se quema en los motores europeos, según datos del Worldwatch Institute.
El objetivo de la UE es que la cuota de mercado de los biocombustibles alcance el 5,75% en 2010 en los países miembros. Estos carburantes representan ahora cerca de un 2% del consumo. Los derivados se dividen básicamente en dos: biodiésel y bioetanol, que se emplea mezclado con la gasolina. La producción global de bioetanol creció un 26,8% en 2007 y la de biodiésel, un 45,9%, según cifras del Ministerio de Industria. Pero el caso particular de España ofrece una lectura algo más complicada. La producción nacional de biocombustibles sólo tiene un papel destacado en el caso del sustituto del gasóleo, donde España es el séptimo productor mundial. La producción ascendió en 2007 a 200.000 toneladas, un incremento del 60% sobre el año anterior. Para hacerse una idea, la cifra equivale a 1,25 millones de barriles, menos de lo que se consume en España en un día.
'La distribución de biocombustibles abastece cerca del 1% del consumo, frente al 0,5% de hace un año', reconoce Carlos Fernández, director del departamento de biocarburantes de IDAE, el organismo del Ministerio de Industria que promueve el uso de energías sostenibles. 'Pero el problema es que la mayor parte es importada. Se puede concluir que la industria nacional no se está beneficiando de la presencia de combustibles biológicos', El problema es doble. Por un lado, está teniendo lugar una entrada masiva de productos de EE.UU., que gozan de la doble subvención fiscal estadounidense y española. Por otra parte, el encarecimiento espectacular de los alimentos agrícolas -la materia prima que se emplea en el desarrollo de estos combustibles- ha elevado mucho los costes de producción. 'Las plantas españolas de producción de biodiésel están una situación crítica, están prácticamente paradas', se constata desde la patronal de productores de energía renovable APPA.
La capacidad instalada es de 800.000 toneladas. Y el problema es que, según la industria, sólo se está empleando un 18% de la capacidad instalada y a priori es complicado que el panorama mejore. APPA afirma que la importación de biodiésel americano superó en 2007 las 150.000 toneladas y que el 80% fueron compras realizadas por las principales petroleras.
Precisamente, la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) ha manifestado su respaldo al uso de biocarburantes, pero opina que es necesario introducir ciertas consideraciones. En primer lugar, la estructura de consumo de carburantes en España y en ese sentido, AOP recuerda que 'el 70% de las nuevas matriculaciones de vehículos es diésel'; en segundo término, 'la eficiencia energética y ambiental de los distintos biocomponentes', en ese sentido, la patronal de la industria petrolera recuerda que las emisiones de gases de efecto invernadero son un 32% en el caso del bioetanol que en el de los gasóleos agrícolas, cuyo coste energético de producción es además un 25% inferior; por último, AOP exige que no se la olvide la protección al consumidor y señala que muchos de los vehículos actuales 'no cuentan con las garantías de los fabricantes si utilizan biocarburantes en mayor proporción que la que admite la normativa vigente 5%', al mismo tiempo que recuerda que no se puede obligar a los usuarios a comprar un combustible determinado.
A todas estas complicaciones se suma ahora el hecho de su supuesto carácter beneficioso para el medio ambiente está siendo cuestionado por instituciones multilaterales y asociaciones ecologistas. 'El creciente uso de cosechas y aceites como fuente primaria para la producción de biocombustibles representa un impulso adicional para los precios de los alimentos y un estrés añadido para los recursos hídricos y de terreno ya muy explotados a lo largo y ancho del planeta', explica el Fondo Monetario Internacional (FMI). Un informe de la consultora LMC International cifra en un 15% el incremento necesario de superficie cultivada en el mundo para atender a un porcentaje del 5% del consumo mundial.
Un estudio del Ministerio de Agricultura ha llegado al cálculo de que para satisfacer las necesidades de demanda establecidas en el Plan Energético Nacional serían necesarias algo más de 1,3 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de colza, remolacha, trigo, maíz y cebada sólo para refinar y obtener carburante. La cifra equivale a un 9% del terreno agrícola que estaba en uso, según los datos del Ministerio de Agricultura.
Un análisis realizado por Ciemat (el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, dependiente del Ministerio de Educación) cifra en un 88% la reducción de emisiones de efecto invernadero.
La solución pasa para algunos por el desarrollo de los biocarburantes de segunda generación, que no requieren amplias extensiones de cultivo, porque utilizar materiales no convencionales para procesar los combustibles y la totalidad de las plantas, no sólo las semillas, como hasta ahora. El problema de momento son los costes. El sector habla de un plazo de ocho a 10 años, la producción sea comercialmente rentable. La industria de los biocombustibles ofrece muchas oportunidades y la alternativa más clara al uso del petróleo. Pero su impulso requiere un uso adecuado de los recursos naturales, que no ponga en peligro justo lo que precisamente se quiere conservar.
La empresa sevillana Abengoa es la compañía más importante de España en el negocio de bioetanol, el combustible que representa en estos momentos el 90% de la producción mundial de biocarburantes. Dentro de ese negocio, Abengoa es el mayor productor europeo y el quinto de EE.UU., lo que dota a la compañía de una posición relevante en el sector.
Pero la división del negocio de biocombustibles es sólo una parte de Abengoa. La compañía también desarrolla actividades en servicios medioambientales, energía solar, tecnologías de la información, ingeniería y construcción industrial.
Autor: Fernando Martínez
Fuente: Cinco Días
El objetivo de la UE es que la cuota de mercado de los biocombustibles alcance el 5,75% en 2010 en los países miembros. Estos carburantes representan ahora cerca de un 2% del consumo. Los derivados se dividen básicamente en dos: biodiésel y bioetanol, que se emplea mezclado con la gasolina. La producción global de bioetanol creció un 26,8% en 2007 y la de biodiésel, un 45,9%, según cifras del Ministerio de Industria. Pero el caso particular de España ofrece una lectura algo más complicada. La producción nacional de biocombustibles sólo tiene un papel destacado en el caso del sustituto del gasóleo, donde España es el séptimo productor mundial. La producción ascendió en 2007 a 200.000 toneladas, un incremento del 60% sobre el año anterior. Para hacerse una idea, la cifra equivale a 1,25 millones de barriles, menos de lo que se consume en España en un día.
'La distribución de biocombustibles abastece cerca del 1% del consumo, frente al 0,5% de hace un año', reconoce Carlos Fernández, director del departamento de biocarburantes de IDAE, el organismo del Ministerio de Industria que promueve el uso de energías sostenibles. 'Pero el problema es que la mayor parte es importada. Se puede concluir que la industria nacional no se está beneficiando de la presencia de combustibles biológicos', El problema es doble. Por un lado, está teniendo lugar una entrada masiva de productos de EE.UU., que gozan de la doble subvención fiscal estadounidense y española. Por otra parte, el encarecimiento espectacular de los alimentos agrícolas -la materia prima que se emplea en el desarrollo de estos combustibles- ha elevado mucho los costes de producción. 'Las plantas españolas de producción de biodiésel están una situación crítica, están prácticamente paradas', se constata desde la patronal de productores de energía renovable APPA.
La capacidad instalada es de 800.000 toneladas. Y el problema es que, según la industria, sólo se está empleando un 18% de la capacidad instalada y a priori es complicado que el panorama mejore. APPA afirma que la importación de biodiésel americano superó en 2007 las 150.000 toneladas y que el 80% fueron compras realizadas por las principales petroleras.
Precisamente, la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) ha manifestado su respaldo al uso de biocarburantes, pero opina que es necesario introducir ciertas consideraciones. En primer lugar, la estructura de consumo de carburantes en España y en ese sentido, AOP recuerda que 'el 70% de las nuevas matriculaciones de vehículos es diésel'; en segundo término, 'la eficiencia energética y ambiental de los distintos biocomponentes', en ese sentido, la patronal de la industria petrolera recuerda que las emisiones de gases de efecto invernadero son un 32% en el caso del bioetanol que en el de los gasóleos agrícolas, cuyo coste energético de producción es además un 25% inferior; por último, AOP exige que no se la olvide la protección al consumidor y señala que muchos de los vehículos actuales 'no cuentan con las garantías de los fabricantes si utilizan biocarburantes en mayor proporción que la que admite la normativa vigente 5%', al mismo tiempo que recuerda que no se puede obligar a los usuarios a comprar un combustible determinado.
A todas estas complicaciones se suma ahora el hecho de su supuesto carácter beneficioso para el medio ambiente está siendo cuestionado por instituciones multilaterales y asociaciones ecologistas. 'El creciente uso de cosechas y aceites como fuente primaria para la producción de biocombustibles representa un impulso adicional para los precios de los alimentos y un estrés añadido para los recursos hídricos y de terreno ya muy explotados a lo largo y ancho del planeta', explica el Fondo Monetario Internacional (FMI). Un informe de la consultora LMC International cifra en un 15% el incremento necesario de superficie cultivada en el mundo para atender a un porcentaje del 5% del consumo mundial.
Un estudio del Ministerio de Agricultura ha llegado al cálculo de que para satisfacer las necesidades de demanda establecidas en el Plan Energético Nacional serían necesarias algo más de 1,3 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de colza, remolacha, trigo, maíz y cebada sólo para refinar y obtener carburante. La cifra equivale a un 9% del terreno agrícola que estaba en uso, según los datos del Ministerio de Agricultura.
Un análisis realizado por Ciemat (el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, dependiente del Ministerio de Educación) cifra en un 88% la reducción de emisiones de efecto invernadero.
La solución pasa para algunos por el desarrollo de los biocarburantes de segunda generación, que no requieren amplias extensiones de cultivo, porque utilizar materiales no convencionales para procesar los combustibles y la totalidad de las plantas, no sólo las semillas, como hasta ahora. El problema de momento son los costes. El sector habla de un plazo de ocho a 10 años, la producción sea comercialmente rentable. La industria de los biocombustibles ofrece muchas oportunidades y la alternativa más clara al uso del petróleo. Pero su impulso requiere un uso adecuado de los recursos naturales, que no ponga en peligro justo lo que precisamente se quiere conservar.
La empresa sevillana Abengoa es la compañía más importante de España en el negocio de bioetanol, el combustible que representa en estos momentos el 90% de la producción mundial de biocarburantes. Dentro de ese negocio, Abengoa es el mayor productor europeo y el quinto de EE.UU., lo que dota a la compañía de una posición relevante en el sector.
Pero la división del negocio de biocombustibles es sólo una parte de Abengoa. La compañía también desarrolla actividades en servicios medioambientales, energía solar, tecnologías de la información, ingeniería y construcción industrial.
Autor: Fernando Martínez
Fuente: Cinco Días
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