miércoles, 8 de agosto de 2007

Carta de Presentación de la Red Ciudadana por el Progreso de Extremadura

Estimadas y estimados amigas y amigos:

Me dirijo y pongo en contacto con vosotras y vosotros para proponeros desarrollar una iniciativa que, desde una perspectiva progresista, contribuya a remover todos los obstáculos que limitan el adecuado desarrollo de las fuerzas productivas y, por ende, de las relaciones sociales y de producción en Extremadura.

Día a día vemos como brillantes y lúcidas iniciativas, en favor de las potencialidades que como ciudadanos y como región encerramos, son desestimadas y arrinconadas en el olvido por la inercia de osificados y caducos pensamientos y prácticas que se perpetúan en los diferentes ámbitos de decisión, tanto políticos, como institucionales o empresariales.

A muchas y muchos extremeños nos resulta indignante como se menosprecian recursos y, en especial, el más importante y abundante, esto es, el talento y la iniciativa ciudadana.

Muchos problemas podrían verse resueltos de inmediato si se contara, sin complejos, con este potencial; cito como ejemplo los siguientes: el desempleo, la competitividad, el fracaso escolar, la delincuencia o la violencia de género.

Por todas partes se habla de la palabra democracia, en la mayoría de los textos de nuestro ordenamiento jurídico más importantes de este país, constitución, estatutos de autonomías, leyes de procedimiento administrativo, estatutos de los trabajadores y de la función pública, etc., se señala a la participación como derecho básico inalienable. Incluso algunos colectivos sociales y políticos tienen como enseña la relativa a la democracia participativa. Pero a pesar de todo ello la participación, y la toma en consideración del sentir ciudadano, brilla, de forma generalizada, por su ausencia.

Otro instrumento valiosísimo, en aras al impulso de unas relaciones sociales y de producción racionales, es el relativo al de la supervisión y evaluación sistemática de los servicios y procesos que nuestras estructuras empresariales, sean estas públicas o privadas, desarrollan y prestan. En la actualidad la evidencia práctica muestra a las claras la escasez en el uso de estos mecanismos. Los ciudadanos y los sufridos consumidores dan a diario muestras sobradas de ello; pues la "ñapa" y el "chaperón", como dirían los personajes centrales de la serie televisiva "Manolo y Benito", son la moneda de cambio habitual en el ámbito de la calidad empresarial. Eso sí, reconocemos que existen meritorias excepciones que confirman esta regla.

Desde esta iniciativa que deseamos impulsar somos conscientes de un principio que promueve la naturaleza material de las cosas y, en el cual, pretendemos inspirarnos; pues, como diría Francis Bacon, la naturaleza, para ser transformada, ha de ser primero obedecida. Este principio no es otro que aquel que la Filosofía de la Praxis definió en el enunciado que dice que no hay contradicción que no sea disuelta por el desarrollo de las fuerzas productivas.

Se sabe, pues así desde antiguo lo ha hecho constar la filosofía primero y la ciencia después, que existen dos niveles en los que embarcarse al objeto de transformar y cambiar realidades. Embarcarse en uno significa empantanarse en lo ilusorio y no avanzar, por ello mismo, en nada; apostar por actuar en el otro nivel dispensa el acceso al mecanismo del cambio real y objetivo de las circunstancias que puedan resultarnos aversivas.

Platón llamaba a estos diferentes niveles: Doxa y Epístime; Aristóteles: Potencia y Acto; Cervantes: Gigantes y Molinos; Descartes: Res Cogitans y Res Extensa; Kant: Razón Pura y Razón Práctica; Schopenhauer: Representación y Voluntad; Nietzsche, volviendo de nuevo a la cultura griega propone: Apolo y Dionisos; Engels: La Cosa en Sí y La Cosa para Nosotros; Marx: Superestructura y Estructura.

El caso es que un nivel es consecuencia del otro, proyección del otro del que depende y a cuyo servicio se encuentra. Cuando esto no es así, se vulnera el principio citado que desveló Francis Bacon; y si este principio se quebranta, se termina, como bien expresa el dicho español, rompiéndose la baraja. Insistimos: la naturaleza, para ser transformada, debe de ser primero obedecida.

Más de lo mismo ocurre entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las segundas son reflejo de las primeras. Las segundas están al servicio de las primeras. Es por ello que cuando las segundas contradicen a las primeras saltan hechas añicos tras un proceso más o menos dilatado de períodos contradictorios y simultáneos de agitación y letargo; O ¿no es contradictorio que nuestro país tenga los salarios más bajos, la precariedad más alta y las jornadas laborales más largas y que sin embargo sea el que menos rendimiento obtenga de la UE por hora trabajada?

Esta que señalamos en el párrafo anterior es la base y sostén de todo proceso que se precie de transformación y cambio. Pues que otra que no esta aconteció y representó la Grecia Clásica primero, Roma después, el Renacimiento luego, y así pasando por las Revoluciones Burguesas, Industriales o Populares que acontecieron a partir de los siglos XVII, XVIII y XIX; Estos acontecimientos no son más que diversas fases por las que necesariamente pasa el desarrollo de las fuerzas productivas; no son más que representaciones de las formas y relaciones sociales y de producción que en un momento histórico determinado más favorecen el desarrollo de las fuerzas productivas presentes en esa etapa.

En la actualidad acontece lo mismo, aquellos regímenes y gobiernos que gestionan y orientan las decisiones y las sensibilidades del momento no son más que los instrumentos más útiles que nuestra naturaleza material adopta en un espacio temporal determinado de la historia, por serles los que más favorecen su plena realización desde lo que es hacia lo que aspira a ser; sucediendo que cuando esta necesidad se contraria no hay estamento que firme y en pie se mantenga. La Ley de la Selección Natural con la que Darwin nos ilustró hace su aparición en escena. Su sanción resulta inapelable.

Tras estas breves pinceladas filosóficas, no me queda más que invitaros a participar activamente en el proceso constituyente de esta Red Ciudadana por el Progreso de Extremadura. Red Ciudadana que, como bien ilustra Cervantes en el Quijote, no debe perder su tiempo dando la batalla contra imaginarios gigantes; si no que debe actuar allí donde el esfuerzo se hace efectivo, en el resorte, en el mecanismo que únicamente puede transformar y hacer de las relaciones sociales y de producción algo a nuestra altura, algo humanizado; esto es, actuar decididamente para impulsar destacadamente nuestras fuerzas y potencialidades productivas; modificando para ello, todo lo que sea necesario y más, las osificadas y obsoletas relaciones sociales y de producción que padecemos y que restringen, como queda dicho, la máxima optimización de nuestro aparato productivo.

Para cualquier duda o aclaración no dudéis en contactar con nosotros:
mailto:cronicasdelalusitania@hotmail.com

En Plasencia a 8 de agosto de 2007


Fdo.: Javier Caso Iglesias, impulsor del proyecto RCPE

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