Carlos Marx (1818-1883) realizó una revolución en la ciencia de la sociedad después de haber estudiado a fondo la economía y la política, la ideología, el Derecho y las relaciones de familia de la sociedad burguesa. Mostró el capitalismo en toda su diversidad como un vivo organismo social, que nace, se desarrolla y, en última instancia, está condenado a la destrucción bajo el fardo de sus propias contradicciones.
Al estudiar la sociedad burguesa, Marx empleó el nuevo método científico de investigación, que había elaborado en común con Engels y que recibió el nombre de materialismo dialéctico e histórico. La aplicación de este método permitió demostrar que la sociedad humana se desarrolló de las formas más simples a las superiores, en espiral, elevándose en cada nueva espira a un peldaño más alto.
Lo principal del nuevo método consiste en reconocer el hecho de que los hombres mismos hacen su historia, la crean con su vida diaria, siendo en ella su actividad productiva, laboral, la que desempeña en definitiva el papel predominante.
A cada etapa importante del desarrollo de la humanidad le corresponden determinadas relaciones entre los hombres concernientes a la producción, el cambio, la distribución y el consumo de los bienes materiales (relaciones de producción).
En esencia, estas relaciones se determinan por el nivel de desarrollo de los medios de producción (instrumentos, medios y objetos de trabajo) y del propio productor directo, el trabajador, que en conjunto constituyen las fuerzas productivas.
La unidad de las fuerzas productivas y las relaciones de producción forma un modo históricamente determinado de creación y apropiación de los bienes materiales, necesarios para la vida de los hombres: el modo de producción.
Las relaciones de producción constituyen la base económica de la sociedad sobre la cual se eleva la superestructura política, determinada por esta base: ideas y organizaciones e instituciones que se crean de conformidad con aquellas (Estado, juzgado, Iglesia, etc.).
El modo de producción y la superestructura constituyen la formación socio-económica.
La historia de la humanidad conoce cuatro formaciones socio-económicas: la comunidad primitiva, la esclavista, la feudal y la capitalista.
La consecutividad con que una formación es sustituida por otra es un proceso objetivo, que no depende de la voluntad y la conciencia de los hombres. La sustitución de las formaciones es dictada por el curso mismo del desarrollo de las fuerzas productivas. Cuando estas últimas entran en pugna con las relaciones de producción, que se han convertido en sus trabas, se hace inevitable la sustitución de una formación por otra.
Así sucedió también con el capitalismo. Las revoluciones burguesas en Holanda (a fines del siglo XVI), en Inglaterra (en el siglo XVII) y en Francia (en el siglo XVIII) asestaron el golpe decisivo a los regímenes feudales y anunciaron la victoria de la burguesía en estos países. Más tarde, el capitalismo se afianzó en Alemania, Rusia y otros Estados.
En El Capital, Marx investigó integralmente el capitalismo como formación socio-económica. El Capital presenta a un autor de asombrosa inteligencia y de conocimientos auténticamente enciclopédicos. Al mismo tiempo, esta obra está escrita con lenguaje claro y se distingue por su accesibilidad para todos y por su extraordinaria vivacidad.
En El Capital se analizan el proceso de nacimiento y las bases del régimen social que todavía hoy domina en todos los países capitalistas. Únicamente después de haber desentrañado estas bases, podemos comprender debidamente la esencia del capitalismo moderno y de todos sus nuevos fenómenos.
Autor: A. Buzúev. Editorial Progreso.
Al estudiar la sociedad burguesa, Marx empleó el nuevo método científico de investigación, que había elaborado en común con Engels y que recibió el nombre de materialismo dialéctico e histórico. La aplicación de este método permitió demostrar que la sociedad humana se desarrolló de las formas más simples a las superiores, en espiral, elevándose en cada nueva espira a un peldaño más alto.
Lo principal del nuevo método consiste en reconocer el hecho de que los hombres mismos hacen su historia, la crean con su vida diaria, siendo en ella su actividad productiva, laboral, la que desempeña en definitiva el papel predominante.
A cada etapa importante del desarrollo de la humanidad le corresponden determinadas relaciones entre los hombres concernientes a la producción, el cambio, la distribución y el consumo de los bienes materiales (relaciones de producción).
En esencia, estas relaciones se determinan por el nivel de desarrollo de los medios de producción (instrumentos, medios y objetos de trabajo) y del propio productor directo, el trabajador, que en conjunto constituyen las fuerzas productivas.
La unidad de las fuerzas productivas y las relaciones de producción forma un modo históricamente determinado de creación y apropiación de los bienes materiales, necesarios para la vida de los hombres: el modo de producción.
Las relaciones de producción constituyen la base económica de la sociedad sobre la cual se eleva la superestructura política, determinada por esta base: ideas y organizaciones e instituciones que se crean de conformidad con aquellas (Estado, juzgado, Iglesia, etc.).
El modo de producción y la superestructura constituyen la formación socio-económica.
La historia de la humanidad conoce cuatro formaciones socio-económicas: la comunidad primitiva, la esclavista, la feudal y la capitalista.
La consecutividad con que una formación es sustituida por otra es un proceso objetivo, que no depende de la voluntad y la conciencia de los hombres. La sustitución de las formaciones es dictada por el curso mismo del desarrollo de las fuerzas productivas. Cuando estas últimas entran en pugna con las relaciones de producción, que se han convertido en sus trabas, se hace inevitable la sustitución de una formación por otra.
Así sucedió también con el capitalismo. Las revoluciones burguesas en Holanda (a fines del siglo XVI), en Inglaterra (en el siglo XVII) y en Francia (en el siglo XVIII) asestaron el golpe decisivo a los regímenes feudales y anunciaron la victoria de la burguesía en estos países. Más tarde, el capitalismo se afianzó en Alemania, Rusia y otros Estados.
En El Capital, Marx investigó integralmente el capitalismo como formación socio-económica. El Capital presenta a un autor de asombrosa inteligencia y de conocimientos auténticamente enciclopédicos. Al mismo tiempo, esta obra está escrita con lenguaje claro y se distingue por su accesibilidad para todos y por su extraordinaria vivacidad.
En El Capital se analizan el proceso de nacimiento y las bases del régimen social que todavía hoy domina en todos los países capitalistas. Únicamente después de haber desentrañado estas bases, podemos comprender debidamente la esencia del capitalismo moderno y de todos sus nuevos fenómenos.
Autor: A. Buzúev. Editorial Progreso.
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