El micropoder de contribuir en las decisiones está ahora al alcance de un click. La voz del ciudadano retumba con más fuerza desde la consolidación de la Era Digital.
Se ha repetido hasta la saciedad que Internet tiene su origen en un proyecto militar estadounidense para crear una red de ordenadores que uniera los centros de investigación dedicados a labores de defensa en la década de los 60 en los Estados Unidos y que pudiera seguir funcionando a pesar de que alguno de sus nodos fuera destruido por un hipotético ataque nuclear.
Sea cual fuere el motivo de este alumbramiento, la verdad es que ni los propios creadores de la Red de redes habrán supuesto el futuro de su hijo, convertido, en este siglo, en una auténtica puerta abierta hacia la información; y lo que es más importante, en un instrumento de poder al servicio de los ciudadanos.
"Micropoder: la fuerza del ciudadano en la Era Digital", un ensayo del jurista Javier Cremades, experto en Medios de Comunicación y Libertad de Expresión; se antoja un texto imperdible para todo el que presuma de ser un alfabeto digital.
En una entrevista recientemente concedida a Extremadura al Día, Cremades evaluó este ítem, el del micropoder. Según él, el poder que las personas han adquirido gracias a Internet es un "poder real". De ahí que ningún banco, organismo público o empresa que se precie, por citar unos cuantos, puede permitirse el lujo de renegar de él. Interactuar con el entorno es una herramienta de supervivencia, cada vez más necesaria para competir en el convulso mercado.
"Periodismo participativo"
Cremades analiza además el más que popular movimiento de los llamados blogs. Desde los propios políticos hasta los amantes del sushi y de la coca-cola ligth tienen uno. Un fenómeno al que este abogado califica de "periodismo participativo": "un estupendo ejercicio de democracia", que permite que cualquier ciudadano se involucre en el curso informativo, haciendo uso de su "micropoder".
En ocasiones, auténticos campos de batalla, los blogs permiten intercambiar información, "muchas veces especializada", que no se limita a las fuentes oficiales y que viabiliza, en un proceso de retroalimentación, el "crecimiento de la Red y de sus posibilidades", al tiempo que fortalece el "micropoder" de cada individuo que participa en este intercambio a través de sus comentarios y opiniones.
"Antídoto frente al Totalitarismo"
Cremades explica que aunque "la manipulación es uno de los peligros más evidentes de la democracia digital", el desarrollo de la sociedad de la información y su consolidación, la dificulta.
Un ejemplo, según este experto, lo encontramos en China, "ajeno a las libertades democráticas". Una nación cuyo gobierno ha tenido "cierto éxito" en su objetivo de "filtrar" las informaciones que circulan en la Red. No obstante, todo apunta a que ese ha sido "un logro temporal".
Pero tanta libertad no supone que Internet sea un espacio abierto a la impunidad. Cremades destaca que el ciberespacio debe ajustarse también a lo que la Ley dictamina. "La libre expresión es un derecho primordial, pero no absoluto. Sus límites son los que son, los señalados por la Constitución, las leyes y la amplia jurisprudencia producida sobre la materia".
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