Casi 3.500 padres denunciaron a sus hijos por malos tratos en el ámbito familiar en el primer semestre del año, según datos del Instituto de la Mujer.
En concreto, entre enero y junio, 3.420 padres fueron agredidos por sus hijos, y de estas denuncias, 2.432 fueron interpuestas por la mujeres y 988 por hombres.
Durante el año pasado, 7.683 padres denunciaron a sus hijos por agresiones; 5.058 eran mujeres y 2.625 eran varones.
Estos datos, comparados con los de años anteriores, constatan que cada vez son más las familias que denuncian las agresiones de los hijos, ya que, mientras que en 2002 hubo 5.615 padres que denunciaron a sus hijos, en 2003 sumaban 6.212, en 2004 llegaban a los 7.513 y en 2005 la cifra se elevó hasta las 8.150 denuncias.
Esta situación, conocida como 'síndrome del emperador'o 'síndrome del tirano', se produce cuando el adolescente se muestra agresivo y se opone a las directrices de los adultos reiteradamente.
«Cuando el menor entra en una vorágine de situaciones conflictivas, descontroladas y agresivas es cuando nos encontramos ante una problemática que se escapa de la propia respuesta que puede ofrecer la familia» y que exige la ayuda de los profesionales y de las instituciones especializadas, según la psicóloga de la Fundación O'Belén, Rebeca López.
En estos casos, cuando la situación familiar se hace insostenible, hay que acudir a los servicios sociales, aunque la respuesta que da la Administración no suele ser lo «diligente y rápida» que debería ser, afirma el director de centros terapéuticos de la Fundación, Ricardo Fernández.
Espiral de conflictos
La situación más común es que el adolescente entre en una espiral de conflictos con todo su entorno. Para Ricardo Fernández y Rebeca López, estas situaciones se nutren de dos factores: la falta de autoridad de los profesores en las escuelas y el modelo familiar actual, en el que los padres pasan largos periodos fuera de casa y tratan de compensar la falta de afecto con recompensas materiales.
Estas situaciones pueden convertirse en conflictivas cuando el adolescente no es consciente del daño que causa en los otros, cuando rechaza la autoridad de los padres y educadores, o cuando se ve amparados por la impunidad ante la ley, según los expertos.
Agencia EFE. Madrid.
En concreto, entre enero y junio, 3.420 padres fueron agredidos por sus hijos, y de estas denuncias, 2.432 fueron interpuestas por la mujeres y 988 por hombres.
Durante el año pasado, 7.683 padres denunciaron a sus hijos por agresiones; 5.058 eran mujeres y 2.625 eran varones.
Estos datos, comparados con los de años anteriores, constatan que cada vez son más las familias que denuncian las agresiones de los hijos, ya que, mientras que en 2002 hubo 5.615 padres que denunciaron a sus hijos, en 2003 sumaban 6.212, en 2004 llegaban a los 7.513 y en 2005 la cifra se elevó hasta las 8.150 denuncias.
Esta situación, conocida como 'síndrome del emperador'o 'síndrome del tirano', se produce cuando el adolescente se muestra agresivo y se opone a las directrices de los adultos reiteradamente.
«Cuando el menor entra en una vorágine de situaciones conflictivas, descontroladas y agresivas es cuando nos encontramos ante una problemática que se escapa de la propia respuesta que puede ofrecer la familia» y que exige la ayuda de los profesionales y de las instituciones especializadas, según la psicóloga de la Fundación O'Belén, Rebeca López.
En estos casos, cuando la situación familiar se hace insostenible, hay que acudir a los servicios sociales, aunque la respuesta que da la Administración no suele ser lo «diligente y rápida» que debería ser, afirma el director de centros terapéuticos de la Fundación, Ricardo Fernández.
Espiral de conflictos
La situación más común es que el adolescente entre en una espiral de conflictos con todo su entorno. Para Ricardo Fernández y Rebeca López, estas situaciones se nutren de dos factores: la falta de autoridad de los profesores en las escuelas y el modelo familiar actual, en el que los padres pasan largos periodos fuera de casa y tratan de compensar la falta de afecto con recompensas materiales.
Estas situaciones pueden convertirse en conflictivas cuando el adolescente no es consciente del daño que causa en los otros, cuando rechaza la autoridad de los padres y educadores, o cuando se ve amparados por la impunidad ante la ley, según los expertos.
Agencia EFE. Madrid.
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