lunes, 16 de julio de 2007

Bernat Soria, investigador científico

"La inversión en ciencia y tecnología es lo único que nos defiende de lo desconocido"
Bernat Soria, del laboratorio a La Moncloa. El nuevo ministro de Sanidad dirigía desde 2005 el Centro Andaluz de Biología Molecular.

Bernat Soria, valenciano de 51 años, es catedrático de Fisiología y Director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), y aunque todavía poco conocido fuera del ámbito científico y académico, es uno de los más relevantes investigadores científicos de nuestro país: Medalla de Oro y Premio de la Real Academia Nacional de Medicina y Premio Nacional de Investigación Básica, es presidente de la Sociedad Española de Fisiología y, asimismo, presidente de Biofísica de España.

Su dilatada trayectoria como investigador se ha desarrollado en diversos países europeos, pero su nombre sólo ha adquirido relevancia social en nuestro país recientemente con motivo de la polémica de las "células madre". El equipo de trabajo que dirige, formado por 18 especialistas, consiguió hace cuatro años curar ratones diabéticos recurriendo a células madre de origen embrionario que se diferenciaron en células productoras de insulina. Los resultados de este ensayo de laboratorio despertaron la esperanza en los casi tres millones de diabéticos españoles, cuya posibilidad de transplante es muy remota. Pero el equipo del doctor Soria se ha encontrado con una legislación que impide el uso de embriones para cualquier fin que no sea la inseminación artificial. Esta dificultad legal, lejos de impedirle continuar con su investigación le ha reafirmado en sus postulados éticos. Para Bernat Soria "lo no ético es no utilizar esos embriones para investigar". Actualmente, y gracias a fondos europeos, desarrolla su trabajo en tres laboratorios del Reino Unido, uno de Bélgica, dos alemanes, uno de Suiza y otro de Elche (Alicante). Ello le supone, según sus palabras, "vivir en los aeropuertos".

¿Por qué defiende el uso de células madre embrionarias para la investigación?
Yo defiendo el uso de células madre, cualquiera que sea su origen. Es decir, no sólo embrionarias sino también de origen fetal o de adulto. En el ámbito científico no hay polémica sobre el uso del método alternativo de células madre de adulto o de embrión. Eso se lo han inventado algunos señores. Los científicos, la Academia de Ciencias de Estados Unidos y hasta setenta premios Nobel, entre otros, defienden el uso de células madre de cualquier origen para explorar sus posibilidades, ver cuáles son mejores y usarlas. Y por lo que sabemos, las células madre de origen embrionario son mejores por su mayor capacidad de expansión y de diferenciación, para crear un órgano y para diferenciarse en cualquier órgano.


Si el objetivo de la investigación con células madre embrionarias es realizar transplantes, ¿el siguiente paso es la clonación terapéutica?
Si utilizamos células madre a partir de embriones, estamos usando células con dotación genética distinta a la del paciente, por lo que seguiremos necesitando inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano. Estos fármacos conllevan un riesgo de infecciones y de malignización cancerosa, por lo que sería mejor no usar inmunosupresores. Eso se puede conseguir si utilizamos células del mismo paciente y se obtienen células madre compatibles con el receptor. Por ahora sabemos que en los ratones funciona. En una enfermedad en el ratón similar a la de los niños burbuja, se ha realizado todo el proceso de clonación y se ha completado con éxito.


¿Está preparada la sociedad española para la clonación terapéutica?
Nuestra sociedad es mucho más moderna de lo que se imaginan sus dirigentes, ya ha resuelto el tema y tiene una postura mayoritaria en términos sociales. La decisión del Gobierno es más lenta o representa a sectores que mandan mucho en el Gobierno pero que en la sociedad no representan tanto. Esto no quiere decir que el problema está resuelto desde su vertiente ética. Hay que tratarlo como cualquier otro tema que afecte a creencias íntimas, pero sorprende que otras creencias cristianas apoyen esta investigación, como ocurre en el Reino Unido, cuyo informe a favor de la investigación lo avala el Obispo de Oxford.


Ante las controversias que suscitan algunas investigaciones, usted ha solicitado la creación de comités éticos. ¿Cómo deberían conformarse?
La ética debe regular tanto la actividad científica como cualquier otra actividad. Como es casi imposible que la leyes prevean los descubrimientos de los próximos años, los países más avanzados de nuestro entorno han creado comités éticos independientes del Gobierno, consensuados con todas las fuerzas parlamentarias y que, de forma autónoma, emiten opiniones sobre preguntas que, hoy por hoy, todavía no sabemos cuáles son.


¿Cómo deben plantearse los límites éticos a iniciativas que redundan en beneficio de la humanidad?
Un investigador tiene que trabajar dentro de la ética y de la legalidad. A veces, la presión social puede llevar al investigador a pensar que el fin justifica los medios, pero el fin nunca justifica los medios. Cuando se trata de una discusión técnica, con todos los datos se construye una ética no confesional y las soluciones que se aportan son las mejores para todos. En el caso de los embriones humanos para usos científicos, yo defiendo que hay problemas éticos en el no uso de esos embriones: no es ético dejar de utilizarlos. Me pregunto a qué ética se refieren ciertas personas cuando hablan de ética: ¿a la ética confesional de algunos o a una ética que podemos compartir la mayoría y que está basada en los Derechos Humanos?


El uso de embriones congelados en clínicas se ha convertido en el epicentro de la polémica, pero si no se usan para fertilización porque llevan más de cinco años congelados, ¿qué se hace en España con ellos?
Se destruyen, o como dice el Opus Dei, "se les deja morir dignamente". Creo que es un error que resuelve una creencia íntima muy respetable, pero en un Estado de Derecho no se puede prohibir esta investigación. En opinión de algunos cristianos, un embrión de una sola célula ya es una persona, y con esa base teórica se niegan a la fecundación in vitro, al uso de preservativos,... Son éticas particulares, difíciles de compartir para el resto de ciudadanos e incluso de creyentes. Hoy, no defender el preservativo en un continente como África, con el 25% de la población seropositiva, es inmoral porque causa sufrimiento seguro a muchos seres humanos. Yo hablo desde una ética no confesional, y los grupos que se oponen a la fecundación in vitro y al uso del preservativo se oponen también al uso de embriones en la investigación.


Se muestra convencido de que finalmente el Gobierno aprobará su investigación, pero ¿perjudicará a España ese retraso, bajaremos en el ranking de la investigación mundial?
España, en investigación científica, juega en Tercera División y debemos intentar, por lo menos, subir a Segunda. Hay que aumentar la inversión en ciencia y tecnología, porque es lo único que nos defiende de lo desconocido. No sé que enfermedades aparecerán dentro de 10 años, al igual que cuando yo estudiaba no se conocía el SIDA. ¿quién se enfrentó bien a esa situación?. Los que tenían una buena investigación básica. Y en España nos han ocurrido desastres que demuestran que nuestra investigación básica no es buena. El síndrome del aceite de colza fue uno de ellos: durante meses no se sabía lo que estaba ocurriendo y la gente continuaba intoxicándose. Ahora, con la crisis del Prestige, nos hemos visto obligados a pedir a otros países un batiscafo y barcos con técnicas especializadas para tratar los vertidos de fuel porque antes no se ha hecho un esfuerzo en investigación marina que nos permita defendernos de catástrofes cuya resolución, al final, resulta mucho más cara.


¿Cómo valora que aquí se frene su investigación y desde la UE se financie su proyecto con 2,1 millones de euros?
Para quiénes han jugado con este tema con superficialidad, el hecho de que la Comisión Europea, o lo que es lo mismo, varios comités científicos y éticos, decidan financiar este proyecto resultará chocante, porque es la decisión de varios grupos de expertos frente a quienes se autoarrogan una capacidad para decidir que quizá sea excesiva.


Su investigación ha trasladado un mensaje de ilusión y esperanza a millones de enfermos, no sólo de diabetes, sino también de Parkinson o Alzheimer¿Hay motivos reales para tantas expectativas?
Hay un mensaje de esperanza, pero también de prudencia. Algo que funciona en animales, puede funcionar para la diabetes, el Parkinson o los niños burbuja. Así que debemos dedicar tiempo, trabajo y esfuerzo. Y la única manera de saber si funcionará es haciéndolo. Pero esa prudencia y ese esfuerzo deben exigirse no sólo en la investigación con células madre de origen embrionario, sino también a la investigación con células madre adultas. Quienes defienden el uso de células madre adultas se han dado prisa en hacer transplantes en pacientes ¿Por qué no se aplican también criterios éticos a esos transplantes?, ¿Dónde están los comités de ensayos clínicos, dónde está el diseño de la muestra, dónde está la privacidad del paciente y dónde está un estudio comparado, una muestra suficiente de casos con otros controles y una evolución de 5 a 10 años? Pero hay mucha prisa por demostrar que las células madre adultas son mejores que las embrionarias. Creo que cuando se habla de ética hay que hablar de todas las éticas.

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