El pediatra y psicoanalista John Bowlby introdujo la idea de que los seres humanos son más felices y capaces de desplegar sus talentos y aptitudes de una manera más provechosa si sienten que tienen alguna persona que servirá de pilar y acudirá en su ayuda en el caso de que se encuentren con dificultades y problemas.
Las características más fundamentales del vínculo afectivo son las siguientes:
- Búsqueda de la proximidad hacia la persona con la que se mantiene el vínculo.
- Contacto sensorial privilegiado.
- Refugio seguro cuando aparecen sentimientos de tristeza, temor o malestar.
- Ansiedad ante la separación o la pérdida de la persona con la que se siente el vínculo de apego.
El apego tiene una función adaptativa para la especie (la humana en nuestro caso). Desde un punto de vista objetivo el apego favorece la supervivencia de la especie, y desde un punto de vista subjetivo la función del apego es dar seguridad para poder explorar y descubrir el medio sin problemas.
De igual manera, el establecimiento de un apego adecuado fomenta una buena salud física y psíquica.
La relación especial que supone un lazo afectivo hace que busquemos la proximidad física y el contacto con las personas con las que se establece a lo largo del tiempo.
Por todo lo dicho, y en especial por tu salud física y psíquica, así como por la propia supervivencia y adaptación al medio de nuestra propia especie, practica el apego.