Lenin escribió que quien no comprende cuándo hay que dejar de actuar de forma revolucionaria para actuar de forma reformista desconoce el abc del marxismo.
Por Rafael Pla López
Naturalmente, es importante leer a Lenin (y a otros teóricos revolucionarios) en general, no sólo "El izquierdismo...". Otras obras imprescindibles son "Dos tácticas de la socialdemocracia rusa ante la revolución", "Un paso adelante, dos pasos atrás", "Qué hacer", "El Estado y la revolución" y "El imperialismo, fase superior del capitalismo", entre otras.
Naturalmente que no se trata de aceptar a pies juntillas todo lo que dijera Lenin (ni Marx). Pero lo que no es admisible es proclamarse marxista o leninista desde el desconocimiento de las aportaciones de Marx y de Lenin.
Sobre el tema que nos ocupa, Lenin escribió (no tengo aquí la referencia exacta) que quien no comprende cuándo hay que dejar de actuar de forma revolucionaria para actuar de forma reformista desconoce el abc del marxismo. Naturalmente, una tal declaración sorprenderá a muchos que se declaran "marxista-leninistas", pero intentaré explicar el sentido de dicha frase.
Lenin tenía un pensamiento profundamente dialéctico, y entre otras cosas entendía que el cambio cualitativo (revolucionario) sólo era posible a partir de un conjunto de cambios cuantitativos (reformistas). Se trata, en definitiva, de una acumulación de fuerzas. Gritar "Revolución, revolución" desde grupos ultraminoritarios y con un apoyo entre la población y entre la clase trabajadora que no llega ni al 1% no sirve para nada. Y todos los clásicos del marxismo explicaron la importancia del uso del sufragio universal en dicho proceso de acumulación de fuerzas (según Engels, el sufragio universal era el termómetro que medía el punto de ebullición de las masas).
Resulta claro que partimos de una posición de desventaja en cuanto al control de los aparatos del Estado y de los medios masivos de comunicación. En estas condiciones, sin un apoyo mayoritario entre la población no puede ni soñarse en llevar a cabo una revolución. En la práctica, la expresión democrática de la voluntad mayoritaria a través del sufragio universal es una condición NECESARIA para la revolución, aunque no sea SUFICIENTE, dado que también es necesario neutralizar las eventuales maniobras antidemocráticas desde el poder. En la Venezuela actual nos están dando toda una lección sobre cómo hacerlo.
Pero en el proceso de acumulación de fuerzas hasta conseguir un apoyo mayoritario para una revolución socialista (naturalmente, "del siglo XXI") , ¿qué debemos hacer? ¿renunciar a reformas o modificaciones parciales por el hecho de que éstas no alteren la esencia del sistema? Ello no tiene sentido. En la práctica, es a través de la acumulación de pequeñas victorias y conquistas parciales como la clase trabajadora va adquiriendo confianza en su propia fuerza y va poniéndose en condiciones para luchar por metas más elevadas. Y naturalmente, en este proceso podemos coincidir revolucionarios y reformistas. Lo que debe caracterizar a los comunistas, como señalaron Marx y Engels, es que en cada paso del proceso no perdamos de vista su sentido global, hacia dónde nos dirigimos. Y en esta perspectiva, podemos y debemos plantear reivindicaciones concretas, como la gratuidad general de los servicios públicos o la abolición de la propiedad intelectual, que aunque no supongan por sí mismos el fin del capitalismo apuntan a su superación, por su carácter intrínsecamente comunista.
Si hablamos de la situación concreta de España, el problema del PSOE no es que sea reformista. El problema es que ha asumido posiciones neoliberales en el terreno económico, a partir de las cuáles lo que propugna no es una "reforma" sino una contrarreforma desmontando elementos del llamado "Estado del Bienestar" propio de la tradición socialdemócrata para introducir elementos de capitalismo salvaje.
Y no obstante, con el PSOE hemos podido coincidir en contra de la guerra de Iraq, por la paralización de la LOCE, por la legalización del matrimonio homosexual, etc. ¿Qué debíamos hacer, negarnos a colaborar en la implantación de medidas democráticas por el hecho de que las planteara el PSOE? Ello no tiene sentido.
En el caso de IU, considero que ha cometido grandes errores. Por mencionar sólo algunos, el voto a favor de la Ley de Defensa, de la LOE (tras su regreso del Senado) y de la Ley de Propiedad Intelectual. En muchos casos, IU parece haber perdido el rumbo y actúa, desde la debilidad, supeditada al gobierno del PSOE e hipotecada por su socio parlamentario (ICV). Pero IU no ha defendido ni defiende políticas neoliberales. Y sigue siendo un componente imprescindible para construir una alternativa de izquierdas en España. En todo caso, quienes actuamos desde dentro de IU intentando que vuelva a ser un referente de izquierdas en el conjunto de España tenemos mayor capacidad de actuación en ese sentido que quienes se recluyen en la marginalidad, dicho sea con todos los respetos y el reconocimiento de su derecho a hacerlo.
En particular, en el País Valenciano estamos impulsando un Compromís pel País Valencià que pretende aglutinar a toda la izquierda para derrotar al PP y superar el bipartidismo. En este proceso, nos hemos dirigido a todo tipo de fuerzas (también al PCPE, con quienes hay perspectivas de algún acuerdo local, en particular en Castelló).
Naturalmente, quienes quieran esperar al siglo XXII para empezar a cambiar las cosas, tienen todo el derecho a hacerlo. Pero quizá el planeta y las masas desposeidas no puedan esperar tanto.
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Referencia de este magnífico artículo que encontrarás como comentario de la siguiente noticia:
Naturalmente, es importante leer a Lenin (y a otros teóricos revolucionarios) en general, no sólo "El izquierdismo...". Otras obras imprescindibles son "Dos tácticas de la socialdemocracia rusa ante la revolución", "Un paso adelante, dos pasos atrás", "Qué hacer", "El Estado y la revolución" y "El imperialismo, fase superior del capitalismo", entre otras.
Naturalmente que no se trata de aceptar a pies juntillas todo lo que dijera Lenin (ni Marx). Pero lo que no es admisible es proclamarse marxista o leninista desde el desconocimiento de las aportaciones de Marx y de Lenin.
Sobre el tema que nos ocupa, Lenin escribió (no tengo aquí la referencia exacta) que quien no comprende cuándo hay que dejar de actuar de forma revolucionaria para actuar de forma reformista desconoce el abc del marxismo. Naturalmente, una tal declaración sorprenderá a muchos que se declaran "marxista-leninistas", pero intentaré explicar el sentido de dicha frase.
Lenin tenía un pensamiento profundamente dialéctico, y entre otras cosas entendía que el cambio cualitativo (revolucionario) sólo era posible a partir de un conjunto de cambios cuantitativos (reformistas). Se trata, en definitiva, de una acumulación de fuerzas. Gritar "Revolución, revolución" desde grupos ultraminoritarios y con un apoyo entre la población y entre la clase trabajadora que no llega ni al 1% no sirve para nada. Y todos los clásicos del marxismo explicaron la importancia del uso del sufragio universal en dicho proceso de acumulación de fuerzas (según Engels, el sufragio universal era el termómetro que medía el punto de ebullición de las masas).
Resulta claro que partimos de una posición de desventaja en cuanto al control de los aparatos del Estado y de los medios masivos de comunicación. En estas condiciones, sin un apoyo mayoritario entre la población no puede ni soñarse en llevar a cabo una revolución. En la práctica, la expresión democrática de la voluntad mayoritaria a través del sufragio universal es una condición NECESARIA para la revolución, aunque no sea SUFICIENTE, dado que también es necesario neutralizar las eventuales maniobras antidemocráticas desde el poder. En la Venezuela actual nos están dando toda una lección sobre cómo hacerlo.
Pero en el proceso de acumulación de fuerzas hasta conseguir un apoyo mayoritario para una revolución socialista (naturalmente, "del siglo XXI") , ¿qué debemos hacer? ¿renunciar a reformas o modificaciones parciales por el hecho de que éstas no alteren la esencia del sistema? Ello no tiene sentido. En la práctica, es a través de la acumulación de pequeñas victorias y conquistas parciales como la clase trabajadora va adquiriendo confianza en su propia fuerza y va poniéndose en condiciones para luchar por metas más elevadas. Y naturalmente, en este proceso podemos coincidir revolucionarios y reformistas. Lo que debe caracterizar a los comunistas, como señalaron Marx y Engels, es que en cada paso del proceso no perdamos de vista su sentido global, hacia dónde nos dirigimos. Y en esta perspectiva, podemos y debemos plantear reivindicaciones concretas, como la gratuidad general de los servicios públicos o la abolición de la propiedad intelectual, que aunque no supongan por sí mismos el fin del capitalismo apuntan a su superación, por su carácter intrínsecamente comunista.
Si hablamos de la situación concreta de España, el problema del PSOE no es que sea reformista. El problema es que ha asumido posiciones neoliberales en el terreno económico, a partir de las cuáles lo que propugna no es una "reforma" sino una contrarreforma desmontando elementos del llamado "Estado del Bienestar" propio de la tradición socialdemócrata para introducir elementos de capitalismo salvaje.
Y no obstante, con el PSOE hemos podido coincidir en contra de la guerra de Iraq, por la paralización de la LOCE, por la legalización del matrimonio homosexual, etc. ¿Qué debíamos hacer, negarnos a colaborar en la implantación de medidas democráticas por el hecho de que las planteara el PSOE? Ello no tiene sentido.
En el caso de IU, considero que ha cometido grandes errores. Por mencionar sólo algunos, el voto a favor de la Ley de Defensa, de la LOE (tras su regreso del Senado) y de la Ley de Propiedad Intelectual. En muchos casos, IU parece haber perdido el rumbo y actúa, desde la debilidad, supeditada al gobierno del PSOE e hipotecada por su socio parlamentario (ICV). Pero IU no ha defendido ni defiende políticas neoliberales. Y sigue siendo un componente imprescindible para construir una alternativa de izquierdas en España. En todo caso, quienes actuamos desde dentro de IU intentando que vuelva a ser un referente de izquierdas en el conjunto de España tenemos mayor capacidad de actuación en ese sentido que quienes se recluyen en la marginalidad, dicho sea con todos los respetos y el reconocimiento de su derecho a hacerlo.
En particular, en el País Valenciano estamos impulsando un Compromís pel País Valencià que pretende aglutinar a toda la izquierda para derrotar al PP y superar el bipartidismo. En este proceso, nos hemos dirigido a todo tipo de fuerzas (también al PCPE, con quienes hay perspectivas de algún acuerdo local, en particular en Castelló).
Naturalmente, quienes quieran esperar al siglo XXII para empezar a cambiar las cosas, tienen todo el derecho a hacerlo. Pero quizá el planeta y las masas desposeidas no puedan esperar tanto.
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