Estimado amigo Víctor, según el PICC, ni efectos devastadores sobre la economía, ni pronósticos falsamente apocalípticos. Las demandas reales del Cambio Climático.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, organismo de expertos creado en 1988 por la ONU ataca uno de los argumentos más importantes entre los invocados por quienes se resisten al cambio en usos y costumbres humanos que demanda el clima o que insisten —cada vez con menos fuerza— que los pronósticos son falsamente apocalípticos: su precio.
El costo de las modificaciones no necesita —dice el documento del PICC— tener efectos devastadores sobre la economía mundial; su precio no está más allá de lo que es posible pagar.
Mantener el aumento de la temperatura mundial en el rango de los dos grados Celsius —un nivel que permitiría evitar los cambios climáticos más temidos— costaría durante los próximos años no más del 0,12 % del producto bruto global, un precio insignificante si se tiene en cuenta lo que está en riesgo.
Más importante aun es que el estudio, producido por científicos de 120 naciones del mundo, encontró que la tecnología y muchas de las innovaciones imprescindibles para las modificaciones están ya en el dominio humano.
Mejorar los sistemas de iluminación y calor artificiales que se usan en el planeta, por ejemplo, se podría realizar con los medios existentes y costos cercanos a cero porque entre otras cosas reducirían, además de la emisión de gases, las cuentas por provisión de energía.
Los que está en uso hoy son tan ineficientes que, entre otras cosas, apuntan a un posible error crítico en lo que sostiene la visión más ortodoxa de la economía: que los hombres trabajan incansablemente para maximizar el rédito de su actividad económica y que, dejados a su albedrío, siempre hallan la forma de reducir sus costos y riesgos.
En otras áreas, el uso de fuentes alternativas —desde la energía solar y eólica hasta los biocombustibles— ofrece un potencial enorme y, en muchos casos, el conocimiento necesario para ponerlas en funcionamiento está cercano.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, organismo de expertos creado en 1988 por la ONU ataca uno de los argumentos más importantes entre los invocados por quienes se resisten al cambio en usos y costumbres humanos que demanda el clima o que insisten —cada vez con menos fuerza— que los pronósticos son falsamente apocalípticos: su precio.
El costo de las modificaciones no necesita —dice el documento del PICC— tener efectos devastadores sobre la economía mundial; su precio no está más allá de lo que es posible pagar.
Mantener el aumento de la temperatura mundial en el rango de los dos grados Celsius —un nivel que permitiría evitar los cambios climáticos más temidos— costaría durante los próximos años no más del 0,12 % del producto bruto global, un precio insignificante si se tiene en cuenta lo que está en riesgo.
Más importante aun es que el estudio, producido por científicos de 120 naciones del mundo, encontró que la tecnología y muchas de las innovaciones imprescindibles para las modificaciones están ya en el dominio humano.
Mejorar los sistemas de iluminación y calor artificiales que se usan en el planeta, por ejemplo, se podría realizar con los medios existentes y costos cercanos a cero porque entre otras cosas reducirían, además de la emisión de gases, las cuentas por provisión de energía.
Los que está en uso hoy son tan ineficientes que, entre otras cosas, apuntan a un posible error crítico en lo que sostiene la visión más ortodoxa de la economía: que los hombres trabajan incansablemente para maximizar el rédito de su actividad económica y que, dejados a su albedrío, siempre hallan la forma de reducir sus costos y riesgos.
En otras áreas, el uso de fuentes alternativas —desde la energía solar y eólica hasta los biocombustibles— ofrece un potencial enorme y, en muchos casos, el conocimiento necesario para ponerlas en funcionamiento está cercano.
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