miércoles, 2 de mayo de 2007

Sobre las inconsistencias de la Izquierda Transformadora

Respuesta de Javier Caso Iglesias a Malime y a Rafael Pla.

Hay algunos aspectos de los comentarios que habéis realizado a los artículos de opinión que he expuesto en esta página a los que aún no he contestado. A la presente comunicación le voy a dar esa función, la de responder a aquellas cuestiones que entiendo más relevantes de las objeciones y puntos de vista por vosotros manifestados en relación con mis criterios y consideraciones.

1.- Considero que la izquierda transformadora (en concreto las estructuras organizadas que fundamentalmente la vertebran, esto es, IU, Corriente Roja y PCPE), si pretende ser verdaderamente transformadora, debe de superar el actual estado de ostracismo en que se encuentra. Ser izquierda minoritaria y testimonial no es ser izquierda transformadora.

2.- Las estructuras organizadas con que cuenta la izquierda transformadora en este país deben de convencerse, real y efectivamente, de que para ser izquierda transformadora deben de ser hegemónicas en todos los ámbitos, esto incluye el electoral que no es otra cosa que el respaldo ciudadano.

3.- Para conseguir el respaldo ciudadano es necesario, como nos recomendara el viejo Lenin, fundirse con las masas, ser uno con ellas, entenderlas, comprenderlas y averiguar sus necesidades; y, a partir de ahí, trabajar por elevar su nivel de conciencia para que de seres escindidos (productivo versus político) terminen siendo seres humanos autoconscientes. Utilizo en este párrafo el término ciudadano como sinónimo de proletario, pues fueron los proletarios griegos, hace más de 600 años antes de nuestra era, los que arrancaron esta conquista histórica, la de ser calificados como ciudadanos, a la rancia aristocracia de su tiempo.

4.- Para elevar el nivel de conciencia de la ciudadanía es condición necesaria que esta tenga sus propias experiencias, cobrando esta ciudadanía cada día un mayor protagonismo, pues como es obvio y claro a estas alturas para todos, la emancipación de la clase obrera debe de ser obra de ella misma, pues de no ser así no será. Como dirían los zapatistas acompañar sin vanguardizar. Téngase en cuenta que vanguardizar es lo que se suele hacer cuando una organización o un individuo carece de capacidad para ser vanguardia. No confundamos pues estos dos términos que en la práctica son antagónicos.

5.- Los zapatistas también tienen como principio otro muy interesante y que puede aportar a la izquierda transformadora mucha sabiduría práctica, este es el de enseñar aprendiendo. Es tanto o más lo que las masas, el pueblo llano y sencillo, los ciudadanos, nos puede enseñar a nosotros, como lo que nosotros le podamos aportar a ellos. La historia está plagada de ejemplos que lo confirman. Es por esta cuestión que soy un firme creyente en la democracia (que tenga la forma que tenga no es otra cosa que una conquista histórica del proletariado y por lo tanto algo a valorar y a no despreciar), así como en la participación más amplia y en la profundización de la misma; entendiendo además que se deben de respetar siempre las opiniones de la mayoría, pues por muy absurdas que parezcan tienen, si somos lo rigurosamente científicos para encontrarlo, un mayor fundamento y una gran necesidad para que estas acontezcan así. Un proceso de maduración, que no es otra cosa que un proceso de construcción de experiencia, tiene que ser llevado a cabo de esta manera, no se puede pensar por cabeza ajena.

6.- Nos decía Engels que las dos mentes más privilegiadas del siglo en el que le tocó vivir fueron Darwin, por haber descubierto las leyes generales inherentes al desarrollo de la naturaleza, y Marx, por su descubrimiento de las leyes generales inherentes al desarrollo social. Los más recientes avances de la ciencia no hacen otra cosa que confirmar esto documentándolo y ampliándolo. Además y como anticipara Engels, los autores científicos más destacados de nuestro tiempo están haciendo con estos dos autores síntesis integradora; y que enunciando esta síntesis integradora con palabras de Marx sería algo así como: No hay contradicción que el desarrollo de las fuerzas productivas no disuelva.

7.- Si analizamos bajo la perspectiva expuesta en los anteriores párrafos, por ejemplo, los resultados electorales que cosechan las organizaciones representativas de la izquierda transformadora; así como los que respaldan a otras opciones representativas del actual sistema de producción como el PSOE, PP, CiU, etc... nos daremos cuenta que la ciudadanía no hace otra cosa que elegir según los dictados de las leyes generales inherentes a la naturaleza y a la sociedad (la ley de estabilidad de las frecuencias nos ilustra ampliamente de la estabilidad, valga la redundancia, de eso que equivocadamente se ha hecho llamar "el azar"). Es por ello que elige a aquellas fuerzas políticas que sus líneas de actuación a nivel general, aunque sea inconscientemente y lesivas en lo concreto, respetan esas leyes que resumidas y en palabras de Marx serían:
- El proceso histórico de la sociedad transcurre impulsado por las exigencias del incesante e imparable desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas.
- Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella.

8.- La izquierda transformadora, si quiere liderar procesos de transformación social debe de ajustar sus estrategias a esas leyes generales y cumplir la función que está llamada a desempeñar, función que desde luego no es la que actualmente está llevando a cabo, pues lo que ahora hace (tanto a nivel teórico, político, sindical, social, etc...) no pasa de ser algo así como una especie de crispación histéricamente resignada. Es por ello que siempre digo que como se pueden hacer llamamientos a la ciudadanía a que vote y participe en algo, como la actual izquierda transformadora, que no es más que un aborto, y que lo único que genera es apatía y frustración; a mi me resulta éticamente imposible pedirle a alguien que participe en la actual dinámica interna de la izquierda transformadora, pues es una izquierda incapaz de salir del círculo vicioso en el que se encuentra, marcado por su sectarismo, identitarismo excluyente y su peculiar práctica tertuliana, conocida popularmente como la dinámica de "reunión en reunión hasta la derrota final".

9.- Para ajustar sus estrategias a las leyes generales que marcan el desarrollo de la vida material, la izquierda transformadora debe destacarse por:
A) Constituirse en la máxima impulsora del desarrollo de las fuerzas productivas, como así lo propugnaban Marx y Engels y como así lo llevó a la práctica, entre otros, Lenin. Como seguramente sepan los amantes de la historia, a Lenin no le tembló la mano para pasar de la política económica denominada Comunismo de Guerra a la Nueva Política Económica que conjugaba la iniciativa pública con la privada. Él sabía que debía liderar el proceso de máximo desarrollo de las fuerzas productivas ajustándolo a la realidad objetiva con la que se encontraba, consecuencia, insisto, de una fase específica y concreta del desarrollo de esas fuerzas productivas, y así lo hizo. Esto no quiere decir, y Lenin lo tenía clarísimo, que siempre el máximo desarrollo de las fuerzas productivas se dé de la conjunción de la iniciativa pública con la privada. En el momento en que la iniciativa privada se transforma en un lastre, ha de ser sustituida. A la inversa también suele ocurrir (las leyes inherentes al desarrollo de la vida material no se casan con nadie, carecen de simpatías. De esto que Marx dijera que "la clase obrera no tiene ideales por realizar", pues su labor es estrictamente científica) y ejemplos sobran de ello, la última etapa de la URSS da testimonio de ello, cuando la iniciativa pública se burocratiza y termina transformándose en un obstáculo a ese necesario e inherente desarrollo de las fuerzas productivas de la vida material, termina, antes o después, saltando por los aires todo tipo de superestructura edificada sobre ella.
B) Modificar constantemente las relaciones de producción que se vayan quedando obsoletas y que impidan el máximo desarrollo de las fuerzas productivas. Aquí nos sigue sirviendo de ejemplo la antigua URSS, cuando sus dirigentes no fueron capaces de modificar unas obsoletas relaciones sociales y de producción, que si bien fueron válidas para un tiempo dejaron de serlo para otro, acaeció la degradación, la decadencia y la posterior sustitución de lo viejo por lo nuevo. Con los sistemas de producción pasa lo mismo, el esclavismo fue sustituido por el feudalismo y este por el capitalismo, cada una de estas fases garantizaba una mejor expansión y desarrollo de las fuerzas productivas. Con las organizaciones políticas en una democracia pasa lo mismo, lidera quien mejor sabe respetar e impulsar las leyes generales del desarrollo de la vida material. Es por eso que Ibarra gobierna en Extremadura, Gallardón en Madrid Capital, Zapatero en España, Evo Morales en Bolivia, Chávez en Venezuela o Daniel Ortega en Nicaragua. Ante esto podemos preguntarnos ¿cuándo entonces y por qué los representantes de la izquierda transformadora sustituyen a los representantes de la derecha o a los de la izquierda reformista al frente de un país? Pues sencillamente cuando impulsando el máximo desarrollo de las fuerzas productivas esto lo hacen garantizando unas relaciones sociales y de producción no aversivas, cuando implican al conjunto de la sociedad en este proceso, tanto en la toma de decisiones como en el reparto de los beneficios. A más se avance y se profundice en este proceso de implicación social y democrática del desarrollo de las fuerzas productivas más garantías tendremos en que va a ser guiado correcta y coherentemente en beneficio del conjunto de la sociedad y de la sostenibilidad del planeta.

10.- Si sabemos que:
- El capitalismo no es fruto de ninguna injusticia humana, ni de un azar histórico, sino que es una fase impuesta de ineludible necesidad por el proceso histórico de la sociedad que transcurre impulsado por las exigencias del incesante e imparable desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas.
- El capitalismo no es producto de los capitalistas, sino al revés, los capitalistas son un producto de una fase del desarrollo histórico de las fuerzas productivas de la sociedad que llamamos capitalismo.
- El capitalismo, como toda fase histórica, llegará a su fin por la fuerza interna del mismo capitalismo; ya que a medida que este crece va labrando su propia destrucción, creando las condiciones objetivas y subjetivas que lo superarán.
¿Por qué la izquierda transformadora, en vez de dejarse llevar por la crispación histéricamente resignada, no se propone liderar de una vez por todas el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas conjugándolo dialécticamente con el de modificación constante de todas aquellas relaciones de producción obsoletas como con valentía se está llevando a cabo ya en algunos países de América Latina?.

11.- A los temerosos del consumismo, de la contaminación, de la degradación hemos de recordarles que esta es sencilla y exclusivamente una fase por la que ineludiblemente hemos de pasar, pero que afortunadamente pasará. La especie humana siempre llega hasta el límite del abismo, pero nunca cae por él, ejemplos de esto también sobran en la historia. En vez de oponernos a lo que debe de ser y que será, las leyes generales del desarrollo de la vida material se cumplen inexorablemente, intentemos limitar, por tanto, su impacto. O sea, centrémonos en lo que está a nuestra mano. Si la actual fase de desarrollo implica un mayor desarrollo industrial y tecnológico, esto es, más parques empresariales y de servicios, más grandes superficies, más autovías y autopistas, más trenes de alta velocidad, más centrales energéticas, etc..., más nivel de desarrollo, más neguentropía para la materia y para su desarrollo como vida material; intentemos no contradecir a esta fase, pero sí empleémonos a fondo en lo que podemos y debemos implicarnos, pasemos de plañideras a organizar lo que nos toca, esto es, que las relaciones sociales y de producción que este inexorable desarrollo de las fuerzas productivas lleva implícito no sólo no lo nieguen, sino que además no nos sean aversivas como especie. Otra actuación que no sea esta, lo único para lo que sirve es para hacer a la especie humana más costoso el tránsito. Sigamos el ejemplo pues de Evo Morales, Hugo Chávez y Daniel Ortega y empecemos a ser, como izquierda transformadora, útil a la clase obrera, a la ciudadanía, a nuestro país, a nuestro mundo, y a las leyes inherentes e inexorables que marcan el desarrollo de toda vida material. Marx, Engels y Lenin estarán con ello enormemente agradecidos.

Noticia publicada por Kaos en la Red en el siguiente enlace:
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=26822

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