
En Manchester, me había dado yo de bruces contra el hecho de que los fenómenos económicos, que hasta ahora no desempeñaban ningún papel o solamente un papel desdeñable en la historiografía, constituyen una potencia histórica decisiva... Marx no solo había llegado a la misma concepción, sino que ya entonces, en 1844, la había generalizado en el sentido de que, en términos generales, no es el Estado el que condiciona y regula la sociedad civil, sino ésta la que condiciona y regula el Estado; de que, por tanto, la política y su historia deben explicarse partiendo de las relaciones económicas y de su desarrollo, y no a la inversa.
Esta es la idea fundamental de que está penetrado todo el "Manifiesto", a saber: que la producción económica y la estructura social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica constituyen la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época. (Federico Engels).
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